jueves, octubre 14, 2010

Los 33 mineros de Chile. Referente internacional

Lo de los mineros de Chile es un hecho que vale por sí sólo. No es necesario equipararlo con otras acciones que deberían haberse hecho para preguntarse si es válido o no. Menos aún pretender analizar el color político o ideológico del presidente en turno para determinar su valor (además si a alguien le duele este color actual, quizás este análisis incrementaría su valor, pero es otro tema). Solito tiene su valor y claramente positivo. Su valor NO está en las motivaciones previas que impulsaron a los actores a realizar el acto.

Lo cierto es que en México no ha sucedido nada parecido recientemente (véase Pasta de Conchos en México) y si hubiese pasado, todos hubiésemos pensado que probablemente sería una mentira “¿cómo que después de dos meses salen sanitos y a salvo?”…”seguro es un invento mediático del gobierno”, etcétera. He escuchado en la radio, a un comentarista conocido, decir cosas como que “salieron hasta afeitados” y que le deja “dudas”. Parece que algunas personas no creen en la dignidad humana o en la dignidad humana de los mineros. ¿Acaso tenían que haber salido todo “madreados” para que tuviera valor? ¿Sólo sería válido estar bajo tierra si todo el tiempo permaneces aislado del exterior y sin  alimentación y atención médica? Curiosa la mente humana de estos tiempo: “necesitada de morboso alimento”.

Mi parecer es que justamente esto habla bien de quienes estuvieron organizando y participando en el proceso, por el motivo que sea (aunque fuera el valor político del caso), de un grado elemental de conciencia sobre la vida humana digna, en buen estado de salud, donde se hizo lo posible por hacer las cosas bien y “correr” sólo en la medida que fuera seguro y que tuviera cierto grado de calidad.

Ciertamente el proceso habla de un proyecto (Project Management) con estructura y control, con medición de riesgo y con inversión de tiempo y recursos para asegurar la calidad y el éxito. Cada proyecto debe atender sus objetivos, y en este caso se trataba de salvar personas que se supo estaban vivas, no sin un buen esfuerzo e inversión inicial.

Si yo pensara que fue una mentira no tendría caso siquiera escribir esto.

Por suerte he escuchado a muchos amigos mexicanos emocionarse con el suceso y la manera en que se manejó y no es para menos, porque finalmente lo sucedido siembra un referente internacional, más habiendo sido realizado por un país latinoamericano. Estoy convencido que la mayoría de los mexicanos nos hubiéramos atrevido a dejarnos llevar por la “emoción solidaria, colectiva, de equipo” o algo parecido, como sucedió en el terremoto del 85 de la Ciudad de México, según cuentan mis amigos y muchos documentos.

Es curiosa la mente humana y lo que producen en ella, años y años de una cultura determinada, que ha sembrado profunda desconfianza, pero a pesar de eso no dudo que la mayoría de los mexicanos se admiraría y se uniría ante un hecho similar.

Los sucesos mediáticos positivos también siembran un antecedente y los más importante un referente. Quizás este es un caso de un valor positivo que podría otorgarle a la televisión, cosa que me cuesta otorgarle en general, por el poder de manipulación que tiene el medio para meternos cuanta basura se les ocurra en nuestras cabezas, como dice Jerry Mander (“En ausencia de lo sagrado", “Cuatro buenas razones para eliminar la televisión”), uniformado la cultura con los valores de la dominante, entre otras muchas.

El referente internacional ya despertó sus primeros ecos, hoy en México, una renovada protesta por lo de Pasta de Conchos. Ya veremos qué sucede la próxima vez que pase algo como esto en México.

Las discusión de que si se aprovecha el suceso para promover un gobierno o el consumo, me parece absurda, no importa qué presidente hubiese sido ni el color, se hubiese podido decir lo mismo. En realidad ningún asunto importante y mediático podría estar desasociado del interés y del ego humano, ya sea periodístico, personal, presidencial, partidista, ideológico, de cadena de televisión, económico, etc.

Todo el mundo quiere un pedazo del pastel mediático, desde Piñera hasta Obama, hasta yo que escribo esto simples pensamientos disconexos, espero desahogar algo seguramente relacionado con el ego. Si se trata de promover pensamientos fundamentalmente cristianos (en su sentido piadoso), con actos fundamentalmente cristianos, ¡bien venidos sean!

Qué bueno, ¡que todos tomen del pastel hasta ahogarse! ya, que de paso, se están comprometiendo y nos estamos comprometiendo, a hacer las cosas mejor y con más conciencia de que debemos hacer cierto, que la vida humana no tenga precio, porque hoy por hoy, la vida humana tiene un precio despreciable.

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